"...El fútbol es más que un deporte. Como dicen los sociólogos, es un "hecho social total". Traduce la complejidad de una época. Seduce por sus reglas sencillas. Por su combinación de talentos individuales y de esfuerzo colectivo. Es una metafora de la condición humana. Con más perdedores que ganadores. Donde no todo es épica. Los más afanosos, como en la vida, no siempre ven sus esfuerzos recompensados. Hay reveses de fortuna, fullerías, injusticias. A menudo también malos tragos y desesperación.
Asimismo, es una alegoría de la guerra (o de la lucha por la vida). Su terminología lo delata: "atacar", "defender", "disparar", "contratacar", "resistir", "fusilar", "matar", "vencer", "derrotar". Ver un partido puede provocar ansiedad, estrés... y hasta infartos.
Es también el deporte político por antonomasia. Se sitúa en la confluencia de cuestiones contemporáneas como la pertenencia, la identidad, la condicion social, e incluso -por su carácter victimario y místico- la religión. Con sus graderíos abarrotados, los estadios se prestan a los ceremoniales nacionalistas y a los rituales identitarios o tribales que desembocan a veces en enfrentamientos entre seguidores fanatizados.
Algunos califican al fútbol de "plaga emocional" o de "peste delirante". Otros siguen considerando que es el deporte-espectáculo más fascinante. Aunque no ignoran sus lacras que la globalización ha agravado. Porque ésta enardece la pasión por el dinero y valoriza sobre todo los aspectos económicos.
A propósito de la Eurocopa, los patrocinadores (bebidas, ropa deportiva, automóviles, etc.) han pagado más de 400 millones de euros. Y los derechos de difusión por televisión y telefonía móvil, adquiridos por 170 países, se han vendido por más de mil millones de euros. La FIFA dispone de un presupesto superior al de un país como Francia, y espolea el proceso de liberalización económica del fútbol.
Adidas, Nike, Puma y Umbro inundan el planeta con sus mercancías-fetiche: botas, camisetas, balones, fabricados en las zonas más empobrecidas del mundo, por obreros sobreexplotados, y vendidos a precio de oro en los países ricos. Una camiseta deportiva, que cuesta en España unos 75 euros, equivale a tres meses de sueldo de un niño-trabajador de la India. El fútbol deja ver así las contradicciones y las explotaciones que singularizan a la globalización, y sus desigualdades más manifiestas..."
Nota completa (Fútbol perpetuo) acá.
4 comments:
Es interesante el artículo. También creo que si te ponés a pensar en cuánto de lo que consumimos diariamente encierra esas contradicciones no terminaríamos nunca. Desde la remera, hasta una lata de tomates. Desde un disco hasta el papel en el que escribimos.
Saludos Emungu
Super interesante.
Más que nada el tema del precio de una remera de fútbol que encima viene llena de publicidades de mega empresas.
si, la verdad interesante,... hoy en dia se usa todo, para usar a todos... =P
Exacto!
Muy buena apreciación.
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